Reflexiones de un alfarero imperfecto…

Era inevitable, algún día teníamos que encontrarnos en el camino. Lo hacéis fácil Factoría Cultural. Quizás sea por vuestro dinamismo, por vuestro amor al arte, por vuestra empatía o por las ganas de construir que percibo cada vez que hablo con Anabel de alguna de mis locuras. O por todo lo anterior junto. No lo sé pero me siento cómodo ahí.

Nos une un color negro inimitable, una formas peculiares y dos focos de alfarería tradicional como Miranda y Llamas. ¿Qué más da quien fue primero, el huevo o la gallina? No pierdo el tiempo en debates estériles que no mejoran mi trabajo. Yo no estoy aquí para eso.

He venido, amigos de Factoría cultural, para que los bebés toquen barro. Estoy aquí para crear cantera y que los niños puedan continuar su formación en espacios como el vuestro. He venido para continuar haciendo locuras y acercar el torno a colectivos que nunca han estado en contacto con él ni tampoco con una manera de trabajar diferente.

Estoy aquí para alucinar con todos los conocimientos que atesoráis sobre texturas, engobes, esmaltes, cocciones. Estoy para crecer y crear con vosotros. También estoy aquí para proponeros una nueva manera de usar la alfarería tradicional, no como fin, sino como herramienta difusora de valores. Algo que cura, que hace reír, que emociona, que elimina frustraciones, algo que nació en Miranda y en Llamas y que evoluciona a la misma velocidad que el mundo cambia y se generan nuevas necesidades.

Solo entiendo el crecimiento a través de la capacidad para compartir conocimientos y ser capaces de difundirlos. Creo que nuestra aventura acaba de empezar y en la medida que pueda, y allá por donde vaya (que ya os advierto que será a muchos lugares diferentes) tenderé un montón de puentes entre la Factoría Cultural y cualquier espacio de trabajo afín, tanto escuelas como particulares.

Aprovecho para recomendar a mis lectores vuestros cursos; tienen contenidos realmente interesantes, profesorado muy cualificado y fantásticas instalaciones, si me permitís, a un precio absolutamente ridículo.

Es decir, son un lujo, aprovechadlo.

…de eso va este blog, de corazón.